Los machos también dan a luz.
Se reproducen desde la primavera hasta los meses de verano. En esta época, el macho y la hembra se entrelazan con la cola. Después de una danza nupcial, en esta posición, la hembra traspasa de su cloaca, con ayuda de una papila genital de unos 3mm de largo, sus huevos a la bolsa ventral de los machos, que está recubierta de suave tejido y dispuesta en compartimentos, para mantener cada huevo separado, como en células esponjosas. Puede encontrarse cierto paralelismo entre el tejido que rodea estos huevos y la placenta de los mamíferos.
El recién nacido queda allí hasta que ha consumido toda la yema.
El nacimiendo o eyección de los jóvenes parece ser agotador para el padre. Agarrándose firmemente con la cola sobre un soporte, frota su bolsa contra una concha o roca hasta que salen los jóvenes, con fracciones de sus tejidos internos. No parece cierto que sean los hijos los que producen la rotura de estos tejidos.
Un macho de buen tamaño puede dar a luz a más de 400 jóvenes, que son la perfecta réplica del adulto. Los primeros días entraran y saldrán de la bolsa según haya peligro o no en el exterior.
En otras especies de caballos marinos tiene lugar un apareamiento similar, aunque ambas partes no se sujetan por medio de la cola. Gracias a esta diferencia se evitan cruces entre ambas especies.
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