Erección y Eyaculación (Masculina) del Sistema Nervioso Autónomo
Cuando el hombre no está excitado, el sistema nervioso simpático limita activamente el flujo de sangre hacia el pene, manteniéndolo así flácido. Mientras el sistema nervioso simpático tiende a inhibir la erección, el sistema parasimpático (la otra rama del sistema nervioso autónomo), tiene un rol activo en la misma. Diversos estímulos sensoriales (vista, olor o tacto) despiertan la excitación, y desde el cerebro parten señales que inducen la erección.
Estos mensajes del sistema parasimpático llegan al pene a través de los nervios excitatorios, liberando allí neurotransmisores, ellos hacen que se relajen los músculos que envuelven las paredes de las arterias del pene, lo que produce un incremento del flujo de sangre dentro del órgano. Al expandirse las arterias, se comprimen las venas que normalmente drenan la sangre que sale del pene, con lo cual la sangre queda atrapada dentro de las cámaras del pene, siendo el resultado final una erección.
El término eyaculación hace referencia a la expulsión o emisión de semen a través del pene. La eyaculación es la consecuencia de la actividad simpática del pene. Todo esto implica que ha de existir un grado de coordinación tal en el sistema nervioso autónomo que, en el último momento del acto sexual, la actividad simpática en el pene se incremente para que se produzca la eyaculación.
La fase emisiva forma parte del "reflejo eyaculatorio", bajo control del sistema nervioso simpático, mientras que la "fase eyaculatoria" está bajo control de un reflejo a nivel de la médula espinal.
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